En el teatro ha montado obras como Qué badulaques (1998), Cholo soys (2000), Piedras en sus bolsillos (2002), A la bio a la bao, Tempo Clown (2012), entre otras, junto con el actor europeo Christoph Baumann.

Con el grupo teatral Vereda, participó en el Festival Internacional de Mimo en Argentina, y viajó a países como Colombia, Uruguay, Estados Unidos y Brasil.Con mis compañeros de la escuela formé un grupo de teatro y comenzamos a hacer obras por la institución. El tiempo pasó y mi gusto por el teatro aumentaba. Es así que cuando ingresé a la universidad estudiaba economía y teatro. Todo iba bien, hasta que los horarios se cruzaron. En ese momento sabía que tenía que tomar una decisión. En contra de todo y de todos, opte por el teatro.

A mis amigos y familiares no les agradaba la idea. Obviamente, pensaban que la otra profesión era más rentable y que el teatro… bueno, ustedes saben. Pero para hacer teatro, a uno le tiene que gustar. El actor tiene que sentir el personaje, debe tener la capacidad de ser el personaje y él mismo. Ambos deben tener pasión. Entonces, me decidí. Luego de divagar por los pasillos de la universidad, me di cuenta que el teatro era lo mío.

En ese momento, decidí ser auténtico en vestimenta y falso en apariencia. Por esta razón, nació “Mosquito Mosquera”; un personaje, mi pasión y mi vida. No fue fácil lograr el personaje. Fue un periodo largo, en el que me tocó hacer un seguimiento de las actividades policíacas durante la presidencia de Rodrigo Borja, en 1992.

Con el tiempo me di cuenta que era bueno en lo que hacía. Cuando me presentaba en algún parque, plaza o auditorio; la gente me aplaudía. Se reían de mis chistes. Me prestaban atención.

En realidad, “Mosquito Mosquera” nació por el puro afán de imitar  a los policías de tropa. Tuve que observar el comportamiento de muchos uniformados, cómo eran sus movimientos: fruncido el ceño con los choferes y vacilones con las mujeres. Es así que comencé a actuar en la calles, pero mi comportamiento causó molestia  a las autoridades y decidieron arrestarme. Permanecí dos días en el Penal García Moreno. Pero no me fue tan mal. Al principio me insultaban y golpeaban. Pero un día, un preso me reconoció y me pidió que actúe para todos los rehenes. Desde ese momento, me protegieron. Y mientras yo actuaba para ellos, mi familia me buscó hasta en la morgue. Al fin de cuentas me encontraron.

Pese a todo, si me llevé un gran susto. Decidí cambiar mi papel y desde entonces soy el policía chistoso, que hace comedia, nada más. Por esos años fue que conocí al Peky Andino, un dramaturgo ecuatoriano. Fue él quien me dio la oportunidad de trabajar en el programa “Dejémonos de Vainas” y empezar a salir en la pantalla chica.